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Todas las novedades¿Qué hace realmente la diferencia en la trayectoria de un coach?
Muchos coaches recién certificados invierten en más cursos, postítulos y formación continua, pensando que esa es la clave del éxito. Pero, aunque el aprendizaje siempre es bienvenido, ¿es realmente la mejor estrategia para vivir como coach?
Muchos coaches recién certificados invierten en más cursos, postítulos y formación continua, pensando que esa es la clave del éxito. Pero, aunque el aprendizaje siempre es bienvenido, ¿es realmente la mejor estrategia para vivir como coach?
“En realidad, lo que más impulsa una trayectoria próspera es algo diferente: la supervisión, el mentoreo, el intercambio con colegas y, por supuesto, coachear profesionalmente a clientes reales”, dijo Héctor Chaskielberg, co-fundador de Vivir como Coach.
En base a datos obtenidos a partir de talleres, encuestas y estudios de terceros, sabemos que la mayoría de los coaches deja la profesión entre 2 y 3 años después de certificarse, ¿qué es lo que sucede en este tiempo? ¿Por qué los coaches no logran sostener un negocio rentable y sostenible?
“Si evaluamos el primer año desde la certificación de estos coaches veremos que la mayoría de ellos suelen dar algunas conversaciones de coaching gratuitas a sus amigos o familiares. En general no tienen clientes reales, no supervisan ni mejoran sus servicios. Y, si se relacionan con colegas, no sacan provecho a esos intercambios”, explicó el fundador de VCC. “Así, es difícil que construyan una trayectoria próspera, sostenible, en bienestar y comunidad”, añadió.
Un coach miembro de VCC ya brinda, en su primer año, entre 20 y 40 sesiones remuneradas a partir del servicio de ejercicio profesional. Además, tuvo 12 supervisiones de conversaciones, 12 sesiones de mentoreo con un coach más experimentado y 12 encuentros con colegas para intercambiar experiencias.
Si nos centramos en el segundo año desde la certificación, los coaches promedio continúan haciendo alguna sesión como coach, pero no se sienten capaces de cobrar por sus servicios. “En general, sus conversaciones no mejoran significativamente, no incorporan habilidades emprendedoras ni avanzan en la construcción de un modelo de negocio rentable”, dijo el experto.
En este segundo año, el coach VCC ya brindó entre 20 y 40 sesiones remuneradas dentro de la membresía, además de entre 10 y 20 sesiones con clientes propios. Acumulando entre 20 y 30 supervisiones y al menos 20 sesiones de mentoreo y encuentros con colegas. “Desde el primer día en VCC, los coaches se enriquecen de la mirada de otros, identifican áreas de mejora y elevan la calidad de su servicio, además de trabajar como coaches y cobrar por su trabajo”, explicó Ivana Zapata, co-fundadora de Vivir como Coach.
Finalmente, al tercer año desde la certificación, el coach promedio abandonó el coaching, frustrado por no poder ejercer ni vivir de su profesión. Mientras tanto, el coach VCC ya acumula entre 250 y 500 sesiones pagas con clientes reales, entre 60 y 100 supervisiones, y al menos 60 sesiones de mentoreo y encuentros con colegas.
“Mientras algunos coaches ven su carrera desvanecerse, los coaches de VCC evolucionan, logrando una trayectoria sólida y sostenible, solo con los servicios mínimos que ofrece nuestra membresía”, finalizó Ivana Zapata.