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Entrevista a Ivana Zapata, co-fundadora de VCC

Entrevistamos a la SCOP Ivana Zapata sobre su trayectoria como coach profesional, su mirada sobre la experiencia de los coaches y los desafíos que suelen aparecer en el camino. También brindó consejos, desde su historia personal y como mentora, a los colegas que están iniciando su carrera.

Entrevista a Ivana Zapata, co-fundadora de VCC

Ivana es Coach Organizacional, Contadora y Magíster en Administración de Empresas (UNL), con más de 25 años de trayectoria en la actividad privada. Conoció el coaching en un momento de búsqueda personal y para brindar mejores servicios a los clientes en el estudio contable, pero esta disciplina la conectó nuevamente con su pasión: el desarrollo de las personas.

¿Cómo lograste “vivir como coach”?

Todo empezó en 2018. Yo era contadora y máster en administración de empresas. Llegué al coaching buscando soluciones a inquietudes personales y lo estudié para brindar mejores servicios a mis clientes. Encontré mucho más que eso, y desde el primer momento supe que quería trabajar y vivir como coach. 

Por un tiempo combiné esta nueva ocupación con mi trabajo con los clientes en el estudio contable. Ni bien me certifiqué, comencé a formar parte del staff de la escuela Damiana Urruzola Capacitación & Desarrollo, donde estudié. Eso me sirvió para relacionarme con muchos coaches y fortalecer mi contacto con la disciplina. Cuando se creó la delegación de AACOP en Entre Ríos asumí como secretaria y luego fui directora en el período 2020-2022.

Paso a paso fui ganando clientes, generando mi propio negocio, armando mi marca, buscando mi nicho y definiendo el segmento en el que quería desarrollarme, mientras seguía perfeccionándome y estudiando de la mano de referentes del coaching. Con el tiempo y la experiencia, me fue cada vez más fácil detectar dónde me siento más cómoda, más segura y más a gusto haciendo lo que hago.

En 2021 logré convertirla en mi única profesión, un momento muy significativo porque ese mismo año presenté mi carpeta en AACOP para convertirme en Senior Coach. A 3 años de la certificación, me di cuenta de todo lo que había logrado, que tantas horas de estudio, trabajo y dedicación estaban dando sus frutos.

¿Cuáles fueron las claves que te permitieron lograr el objetivo?

La clave fue tener presente mi objetivo y confiar en que iba a lograrlo. Fui midiendo mi progreso paso a paso y cuando derivé mi último cliente del estudio a un colega fue como alcanzar la línea de llegada en una carrera. Este hito marcó el logro de la transición de la fuente de mis ingresos y el foco de mi carrera.

Nunca dudé de que era posible vivir del coaching, porque lo veía en mis referentes, sabía que, detrás de cada uno de ellos, de cada líder, de cada maestro y de cada modelo, había una historia de trabajo y dedicación que yo podía replicar, y tuve la suerte de contar con grandes mentores.

Otra clave fue entender que no era cuestión de magia, sino de planificación, aprendí a gestionar mis tiempos y enfocarme. Le dediqué muchas horas, disciplina y, aún cuando el coaching no era rentable para mi, invertí en mi propia formación. Esto es fundamental. Muchos coaches no lo aplican porque esperan tener el dinero para invertir en su negocio, y yo creo que  no funciona así.

Sé que algo muy importante en mi trayectoria es que nunca dejé de formarme. Me especialicé en distintos temas como PNL, indagación  apreciativa, coaching  ontológico aplicado a organizaciones y coaching ejecutivo, para seguir encontrando nuevas maneras de darle valor a mis clientes.

¿Cuál creés que fue el principal desafío en ese camino? 

El principal desafío fue entender que este camino no es lineal, tuve que aprender a esperar y comprender que los resultados no llegan fácilmente. Fue repetición, error, aprendizaje, volver a intentar y aprender a ser mi propia gestora de trabajos, clientes y tiempos.

Cuando te convertís en independiente, nadie te dice que tenés que hacer o, por ejemplo, cuánto tenés que trabajar. Hay personas que manejan muy bien sus límites, a mí me costaba marcarlos, porque cuando algo me entusiasma tiendo a dedicarle más de lo que puedo. Ese fue uno de mis grandes desafíos.

¿Qué consejos le darías a una persona que está dando sus primeros pasos como coach?

En primer lugar, rodearse de personas que lo alienten a mejorar y de colegas que lo estimulen a crecer. También mantener el objetivo en mente y no olvidarse nunca de lo que quieren lograr.

Cuidar y custodiar mucho su propio lenguaje, eliminando las conversaciones que boicotean, y visualizarse siendo la persona que quieren ser. Cuando nos desafiamos a algo nuevo, cualquier excusa viene bien para quedarnos en la zona de confort. Es importante entender que nuestro cerebro tiene la capacidad de adaptarse.

Un buen consejo es tener un mentor, un gran apoyo que te va a permitir ir más rápido por un camino desconocido. Por otro lado, muchas veces después de una conversación los coaches principiantes no saben si lo hicieron bien o mal, y la supervisión es una manera de tener un feedback claro.

Justamente por eso creamos Vivir Como Coach, porque no existía, al menos en el país, un espacio que ofreciera a los coaches un servicio integral, con espacios de prácticas, conexión con otros colegas, mentorías y supervisiones. Me hubiera gustado contar con un apoyo así cuando comencé mi camino.

¿Crees que cualquiera puede vivir como coach?

Cualquiera, siempre y cuando esté comprometido con el objetivo, dispuesto a trabajar sus competencias, a desarrollar su ser en relación a la disciplina, al seguimiento, al aprendizaje continuo, a trabajar la calidad relacional (porque la calidad de nuestras relaciones impacta en los resultados que tenemos como coaches) y a pertenecer a una comunidad de colegas, que son fundamentales para el crecimiento en conjunto.

¿Vos crees que estos desafíos o estas situaciones que se dan entre los coaches se dan en otras profesiones por igual? 

Lo que sucede es que en las profesiones más institucionalizadas hay otros espacios en los que el profesional se puede insertar y aprender. En el coaching faltan estas experiencias en la formación, y eso hace que sea un desafío muy grande armar tu trayectoria al comienzo.

¿Por qué fundaste Vivir como Coach?

Un día una colega me manda un link con el proyecto del libro de Hector Chaskielberg, “Vivir como Coach”. Me pareció muy novedoso cómo estaba planteado el proyecto y luego tuve una conversación de coaching con él. 

Una vez que leí su libro, me encontré con un hermoso relato, fundamentado con hechos, de cómo era la situación de los coaches. Leerlo era escuchar nuevamente las voces de muchos colegas y las que había tenido en mi cabeza también, y fue tomando mucha fuerza la idea de hacer algo. Si yo había logrado vivir como coach, también podía ayudar a otros a hacerlo. Es por eso que no dudé ante la propuesta de Héctor de trabajar juntos en este propósito maravilloso. Es un socio del cual aprendo mucho, compartimos los valores esenciales y nos desafiamos ambos siempre a ser mejores profesionales y brindar valor a nuestros clientes.